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10 preocupantes hechos que el nuevo documental Seaspiracy nos muestra



El recientemente publicado documental Seaspiracy, disponible en Netflix desde el pasado 24 de marzo, es un llamado de atención para cualquier persona que aún cree que comer pescado es saludable, ético y sostenible. Mientras que las imágenes románticas de pescadores artesanales pescando para su propia subsistencia en pequeños botes han sido usadas como estrategia de marketing, esta representación no podría estar más lejos de la realidad de la industria pesquera.


Producido por Kip Anderson — el productor de Cowspiracy y What The Health — al lado de Ali y Lucy Tabrizi, el revolucionario documental revela todos los oscuros secretos que

la industria pesquera intenta esconder a los consumidores. Desde la contaminación por plástico hasta la sobrepesca y los impactos en la biodiversidad y las amenazas a la existencia humana hasta la esclavitud, el tráfico humano y la muerte, aquí te presentamos 10 de los más inquietantes hechos expuestos en el documental.


1. La comida de mar sostenible es un mito


Según la narración de Tabrizi, “la pesca comercial es básicamente caza furtiva de vida silvestre a una escala masiva”. El documental estima que 5 millones de peces son sacrificados cada minuto, en todo el mundo. Esto deja muy poco espacio para la duda acerca de si hay otra industria en el mundo que esté por lo menos cerca de matar tantos animales.


“He buscado mucho, de verdad, tratando de encontrar un ejemplo de dónde una extracción a gran escala de vida marina es sostenible. Simplemente no existe”, dice la reconocida bióloga marina y exploradora Sylvia Earle.


2. La crianza de peces es igual de mala


Los peces carnívoros criados en granjas son alimentados con peces salvajes. El documental señala que, para producir 1 kilo de salmón, son necesarios 1.2 kilos de alimentos, y esto cuesta la vida de una gran cantidad de peces. En otras palabras, cuando pides salmón en un restaurante, no sólo estás pidiendo un pescado, sino muchos.


3. La industria de aletas de tiburón está llevando a la extinción de muchos tiburones


Según el documental, muchas especies de tiburón — tales como zorro, toro y martillo — perdieron de 80% a 99% de su población en sólo las últimas décadas. Su extinción lleva a la disminución de muchas otras especies también incluyendo aves marinas. Esto sucede porque al ser grandes depredadores los tiburones garantizan el balance de todo el ecosistema marino. Cada hora, entre 11.000 y 30.000 tiburones son asesinados por humanos — casi la mitad por la captura accesoria, donde los tiburones son luego descartados y regresados al mar.



4. La captura accesoria es mucho más peligrosa para los animales marinos que la caza de delfines en Taiji, Japón


En Taiji, Japón, el director del documental fue testigo de una cruel tradición: los botes conducen a los delfines y otros cetáceos pequeños a una ensenada, donde son asesinados cortándoles su garganta.


Pero a pesar del impacto de esta particular práctica, el documental resalta que la industria de la pesca mata tantos delfines como efecto colateral de la pesca comercial: alrededor del 40% de toda la captura marina es captura accesoria, o sea animales que son pescados accidentalmente y luego son devueltos al mar, muertos.


En Taiji, Japón, menos de 1.000 delfines son asesinados cada año. Según la ONG Sea Sheperd, hasta 10.000 delfines son asesinados cada año por captura accesoria sólo en la Costa Atlántica Francesa.



5. El plástico es el villano, pero no el de tu pitillo


Según la película, 46% de la Gran Mancha de Basura del Pacífico (Great Pacific Garbage Patch) son redes de pesca desechadas, mientras que los pitillos de plásticos — generalmente los villanos — sólo constituyen el 0,03% de la contaminación plástica en el océano.


En consecuencia, 1.000 tortugas marinas mueren cada año a causa del plástico. Sólo en los Estados Unidos, 250.000 son capturadas, heridas o asesinadas por barcos pesqueros en el mismo periodo de tiempo. “Ahora es totalmente correcto decir que debemos usar mucho menos plástico. Pero aún así si ni un simple gramo de plástico [de consumidor] entrara a los océanos a partir de ahora, aún así todavía estaríamos rasgando esos ecosistemas porque el principal problema, de lejos, es la pesca comercial”, dice el periodista y medioambientalista George Monbiot.


6. La industria pesquera mata más animales en un día que el derrame de petróleo de Deepwater Horizon en el Golfo de México en meses


La comparación fue hecha por la científica marina y profesora Callum Roberts, de la Universidad de York. Lo que es peor, Robert dice que el derrame de petróleo realmente terminó ayudando un poco al medio ambiente debido a las restricciones impuestas a la pesca en el área por el riesgo de contaminación mientras que el petróleo seguía derramándose.


7. La pesca es esencialmente “deforestación” de los suelos del océano


El documental explica una técnica perturbadora llamada “Pesca de Arrastre”, en la que se usan redes suficientemente grandes para devorar catedrales o hasta 13 aviones jumbo jet. Estas redes llegan al fondo de los océanos y “pelan el suelo dejando atrás una tierra baldía”. Esto es comparable con la deforestación de la tierra, pero ocurre en niveles más altos: mientras que el equivalente a 27 campos de fútbol son deforestados por minuto en la tierra, la “Pesca de Arrastre” diezma un estimado de 4.316 campos de fútbol equivalentes al suelo oceánico en el mismo periodo de tiempo.


8. No hay una verdadera lucha contra el cambio climático mientras haya pescado en nuestro plato


Las plantas marinas pueden almacenar hasta 20 veces más carbono por hectárea que los bosques y la tierra. 93% de todo el CO2 del mundo está almacenado en el océano, con la ayuda de la vegetación marina, las algas y los corales. Perder sólo el 1% de este ecosistema equivale a soltar las emisiones de 97 millones de carros.

Por eso el fundador de la ONG Sea Sheperd, el Capitán Paul Watson, dijo: “Si quieres combatir el cambio climático, lo primero que tienes que hacer es proteger el océano. Y la solución a eso es simple: déjalo en paz”.


9. La industria pesquera está conectada muy de cerca con muchos e indignantes abusos a los derechos humanos


Según el Capitán de Sea Sheperd, Peter Hammarstedt, la industria de la pesca debe ser entendida dentro del contexto del crimen internacional organizado. “Los mismos grupos que están detrás de la pesca ilegal son los mismos grupos criminales que están detrás del tráfico de drogas, el tráfico de personas y otros crímenes”, reclama.


No sorprende por qué muchos observadores responsables de monitorear las actividades de los barcos han simplemente desaparecido “misteriosamente”, como Keith Davis, quien en años recientes desapareció en las costas de Perú. En Papua, Nueva Guinea, 18 observadores desaparecieron en sólo 5 años, y en Filipinas, en el 2015, el observador Gerlie Alpajora fue asesinado a sangre fría en su propia casa después de arrestar a un pescador de tuna por pesca ilegal.


La mortalidad de los trabajadores es extremadamente alta. El documental compara esta industria con la guerra de Irak donde 4.563 soldados murieron en el transcurso de 15 años. Durante el mismo periodo de tiempo, 360.000 trabajadores pesqueros murieron cumpliendo su trabajo.


Testimoniales de trabajadores Tailandeses revelan que fueron abusados físicamente y que cuerpos humanos fueron incluso guardados en los refrigeradores de los barcos después de ser asesinados. Otros trabajadores han sido supuestamente tirados al mar para que se ahoguen.


10. Los peces sienten dolor


“Para mí es significativo que esta pregunta (de si los peces sienten dolor) sea incluso planteada. Como científica, es sentido común. Tienen un sistema nervioso central, los peces lo tienen. Tienen los elementos básicos que todos los vertebrados tienen. Tienen la capacidad de sentir en un nivel que yo casi ni puedo imaginar que nosotros podemos (...) Aquellos que dicen que no importa lo que le hagas a un pez, que ellos no pueden sentir nada o que su consciencia no les permite experimentar dolor o que no pueden sentir peligro en el futuro… Bien, esas personas realmente no han observado a un pez. Creo que es una justificación para hacer cosas ruines a inocentes criaturas” explica la legendaria Sylvia Earle.


Los peces tienen vidas sociales complejas, hacen equipo con otras especies para conseguir comida y tienen capacidad de memorizar. “Sus receptores de dolor para los dolores físicos, químicos y térmicos son los mismos tres que los seres humanos tenemos. Hay evidencia de que los peces muestran curiosidad, quizás preocupación y miedo, y que usan estrategias para comunicarse”, explica el biólogo Jonathan Balcombe.


La mejor forma de salvar vidas de animales marinos y garantizar el futuro de los océanos es dejar a los peces fuera del plato. Descarga aquí nuestro e-book gratis para aprender 15 recetas veganas y trucos inspirados en el mar.

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