4 causas a las que podrías contribuir con tu veganismo
Probablemente conozcas personas que decidieron volverse veganas después de aprender sobre sus beneficios para la salud humana, su impacto positivo a nivel ambiental, sus vínculos con los derechos de los animales o incluso su potencial para la justicia social. O quizás, lo hicieron precisamente por la conexión que esas causas tienen entre sí...
Estas causas no se excluyen una a la otra. Puedes estar profundamente en contra de la crueldad animal y al mismo tiempo preocuparte por el futuro de nuestro planeta sin dejar de querer mejorar tu salud y la vida de quienes te rodean.
No es una idea novedosa pensar que, como personas y activistas, nos preocupamos profundamente por muchas cosas diferentes. Entonces, ¿por qué tendríamos solo una buena razón para hacer algo?
Todo está conectado
A lo largo de los años, diferentes movimientos descubrieron que sus caminos se entrelazaban y, al reconocer las similitudes entre sus objetivos, realizaron esfuerzos conjuntos y crearon alianzas para alcanzar sus metas.
Lento pero seguro, movimientos como el ambientalismo, los derechos de los animales y la justicia social han encontrado un terreno común en el entendimiento de que sus causas pueden estar conectadas.
Uno de los mejores ejemplos para mostrar cuán vinculados están estos movimientos entre sí es estudiar cómo el veganismo puede impactar positivamente tantos problemas diferentes que, quizás, también sean las mismas causas que te interesan.
Ambiente
La agricultura es responsable de aproximadamente el 26 % de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global. Y la agricultura animal, en la que se incluye a la ganadería, la pesca y la producción de cereales para la alimentación animal, representa más de la mitad de esta cantidad. Si nada cambia, los expertos proyectan que representará casi la mitad del presupuesto mundial permitido para las emisiones de gases de efecto invernadero en un escenario de aumento de la temperatura de 1,5 °C para 2030 y del 80 % para 2050.
Pero las emisiones de gases del efecto invernadero no son el único factor a considerar si deseamos medir el impacto de nuestro sistema alimentario en las condiciones ambientales. Un informe de Ceres del 2019 estima que la industria alimentaria actual utiliza más del 70 % del agua dulce del mundo para cultivar, alimentar al ganado y procesar ingredientes.
Frente a esta crisis climática, el informe publicado por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU declaró que las dietas basadas en plantas son una gran oportunidad para mitigar estos efectos. “Un cambio en la dieta que se aleje de la carne puede reducir las emisiones de GEI, reducir las cantidades requeridas de tierras de cultivo y pasturas, mejorar la protección de la biodiversidad y reducir los costos de mitigación”.
Y estas consecuencias podrían traer aún más beneficios. Según el IPCC, podrían aumentar el potencial de otras opciones de respuesta basadas en la tierra y reducir la necesidad de ellas al liberar tierra, lo que daría como resultado una menor intensidad de producción que “podría reducir la erosión del suelo y brindar beneficios a una variedad de otros indicadores ambientales, como la deforestación y la disminución del uso de fertilizantes (nitrógeno y fósforo), pesticidas, agua y energía”.
No hay una forma más clara de decirlo. Las causas ambientales están y deben estar en profunda conexión con los movimientos por los derechos de los animales si ambos quieren tener éxito.
2. Animales
En términos del bienestar animal, el impacto de nuestro sistema de producción de alimentos es evidente. En 2019, Sentience Institute estimó que más del 90 % de los animales de granja en todo el mundo viven en granjas industriales. Esto significa que estos métodos, en los que los animales se mantienen en jaulas muy pequeñas o espacios atiborrados para ser explotados durante toda su vida, no solo son crueles y poco éticos, sino que también son la forma de producción industrial más común. Los animales de granjas industriales se ven privados de sus comportamientos naturales más básicos y lo más probable es que sufran dolores y enfermedades.
Pero incluso si las condiciones en las granjas de animales no fueran tan terribles e insalubres, no sería ético criar a un animal, un ser sensible que puede sentir alegría, tristeza, dolor y sufrimiento, con el solo propósito de matarlo para comerlo. Como ha sido establecido por la Academia de Nutrición y Dietética, las dietas veganas adecuadamente planificadas son saludables y nutricionalmente adecuadas, lo que significa que los humanos pueden vivir sin comer productos de origen animal.
En otras palabras, no tenemos la necesidad de hacer sufrir a los animales ni de matarlos.
3. Derechos humanos
Nuestro sistema de producción de alimentos actual tiene un impacto negativo en el ambiente y en los animales no humanos, pero también afecta a la especie humana. Más específicamente, afecta a grupos vulnerables como comunidades indígenas y no blancas, mujeres y personas de países de ingresos bajos y